sábado, 18 de enero de 2014

Los días más aciagos de Stalin

El 22 de junio de 1941, Alemania invadió la URSS. Esto cogió completamente por sorpresa a los soviéticos. El ejército soviético estaba en medio de una reforma y muchas unidades en la frontera fueron arrasadas. Algunas bases de aviación estaban tan cerca de la frontera que los alemanes las bombardearon con artillería. Stalin sin duda pasó las horas más duras de su mandato, y durante varios días se encerró en su dacha de Kuntsevo.

Como parte de un interesante debate en FMG, traducí algunas secciones de memorias y libros donde se hablaba del tema. el primer texto es de Anastas Mikoyan, uno de los políticos más importantes de la Unión Soviética. No tengo muy claro cuándo se escribieron porque la edición en internet es de 1999. Según wikipedia fue en los años 70, tras retirarse de sus cargos políticos. Algunas fuentes indican que sus memorias son honestas pero selectivas. En cualquier caso, este político armenio vivió aquellos días de primera mano. He traducido la parte relevante.

Decidimos que era necesario hablar en la radio sobre la guerra. Por supuesto, sugerimos que lo hiciese Stalin. Pero se negó: “Que lo haga Molotov”. Todos objetamos a esto: la gente no entendería porqué Stalin –primer secretario del comité central del partido, presidente del gobierno- no apelase a la gente en un momento histórico como este. En ese momento era importante que una voz con autoridad apelase al pueblo con un llamamiento para defender el país. En cualquier caso, ninguna de nuestras peticiones funcionó. Stalin dijo que no podía actuar en ese momento, y que lo haría en otra ocasión. Como Stalin se negaba de manera persistente, decidimos que hablase Molotov. El discurso de Molotov se hizo el 12 del mediodía del 22 de junio.

Por supuesto, fue un error. Pero Stalin estaba en tal estado (deprimido) que en aquellos momentos no sabía qué decir a la gente. El 23 de junio se publicó el discurso de Molotov en los periodicos, y junto al mismo una gran foto de Stalin.

El segundo día de la guerra decidimos crear un Alto Mando (Stavka) para guiar las acciones militares. Cuando lo discutimos Stalin participó de una manera activa. Estuvimos de acuerdo en que el presidente fuese Timoshenko, y los miembros Zhukov, Stalin, Molotov, Voroshilov, Budenny y Kuznetsov (almirante). En el cuartel general creamos una institución con asesores. Eran: Vatutin, Voznesensky, the Ravens, Zhdanov, Zhigarev, Mehlis, Mikoyan y Shaposhnikov.

El mismo día se creo un despacho de comisión del SNK (Consejo Comisariado Popular) sobre temas actuales. Incluía a Voznesensky, Mikoyan y Bulganin. La comisión se iba a reunir cada día para tomar decisiones sobre asuntos urgentes y dar solución rápida a los acontencimientos de actualidad.

Por la noche nos volvimos a reunir con Stalin. La información era perturbadora. Con algunos distritos militares no había conexión. En Ucrania las cosas no iban tan mal, Koniev se estaba batiendo bien. Nos fuimos por la noche, tarde. Algunos durmieron por la mañana, luego todo el mundo tenía que encargarse de sus problemas: como mobilizar la industria para ponerla en situación de guerra, combustible etc.

Stalin estaba en un estado de depresión en su dacha de Volyn (cerca de Kuntsevo).

La situación del frente absorvía literalmente todas mis horas. Esos días no tenía que pensar en cómo suministrar el frente, sino en como auxiliar con suministros de comida, armas etc.

En el septimo día de la guerra las tropas nazis ocuparon Minsk. Por la noche del 29 de junio Stalin se reunió en el Kremlin con Molotov, Malenkov, Beria y conmigo. Todavía no se habían recibido datos sobre la situación en Bielorrusia.Sólo se sabía que no había conexión con el frente de Bielorrusia. Stalin llamó al comisario de defensa popular, Timoshenko, pero este no podía afirmar nada positivo de la situación en el oeste. Alarmado por el cariz de los acontecimientos, Stalin ofreció a todos ir la comisariado de defensa popular para entender la siuación.

En el comisariado estaban Timoshenko, Zhukov y Vatutin. Zhukov informó que la conexión se había perdido, dijo que había mandado a gente (a investigar), pero que nadie sabía cuánto tiempo iba a tardar en restablecerse la conexión. “Una media hora”, dijo de manera calmada. En ese momento Stalin explotó: “¿Qué estado mayor? ¿Qué jefe de estado mayor, que está en una guerra que pierde, no tiene conexión con las tropas, a quien manda o representa, si no tiene comunicaciones con las tropas?

Zhukov, por supuesto, estaba igual de afectado por los eventos, y se tomó el grito de manera ofensiva. Y a este bravo hombre literalmente se le cayeron las lágrimas y se marchó a otra habitación. Molotov fue a buscarle. Todos estabamos en un estado de depresión. Después de 5-10 minutos Zhukov salió en calma de la habitación tras Molotov, pero se sus ojos estaban mojados.
Lo principal era restablecer las comunicaciones con el distrito bielorruso. Acordamos que para ello se enviaría a Kulik –como Stalin propuso- y luego otras personas. El trabajo se encomendó a Voroshilov.

Las cosas en Ucrania, donde estaba Koniev, seguían desarrollandose de manera más o menos positiva. Pero las tropas de Bielorrusia estaban sin un mando centralizado. Y Bielorrusia abría una ruta directa a Moscú. Stalin estaba muy ansioso. Cuando abandonó el comisariado, hizo la siguiente afirmación: “Lenin nos dejó un gran legado, y nosotros, sus herederos, lo hemos enviado al carajo”. Nos quedamos atónitos al oir este comentario de Stalin. ¿Estaba todo perdido sin remedio alguno? Tuve la impresión que lo dijo en el calor del momento.

Después de un día o dos, a las 4 de la mañana, estaba en la oficina de Voznesensky. De repente recicibimos una llamada de Molotov, que nos pidió que fuesemos a verle. Ahí estaban Malenkov Molotov, Voroshilov y Beria. Llegamos cuando ya conversaban. Beria dijo que era necesario establecer un comité de defensa estatal (GKO), que tuviese todo el poder del país. Había que darle el poder del gobierno, comité central del partido y consejo supremo. Nosotros estabamos de acuerdo.

Acordamos poner en frente del GKO a Stalin. El resto de comisarios delante de mí no habló. Pensabamos que el nombre de Stalin sería una motivación para la conciencia, sentimientos y creencias de la gente. Facilitará nuestra mobilización y administración de todas las operaciones militares. Decidimos hacerlo. El estaba cerca de la dacha.

Molotov, en cambio, dijo que Stalin llevaba dos días postrado y sin mostrar interés por iniciativa alguna, en pobres condiciones. Entonces Voznesensky, cabreado por lo que oyó, dijo: "Vyacheslav, adelante, iremos contigo" – esto es, en el sentido de que si Stalin está o sigue así, Molotov debería liderarnos, y nosotros apoyarle.

Otros miembros del Politburo no hicieron este tipo de comunicados y no prestaron atención al comunicado de Voznesensky. Teníamos confianza en que vamos a ser capaces de organizar la defensa y lucha de verdad. Pero Voznesensky estaba especialmente excitado.

Fuimos a la dacha de Stalin. Le encontramos sentado en una silla en un pequeño comedor. Cuando nos vio, pareció encogerse en la silla y nos miro. Luego nos preguntó: ¿Por qué habeis venido? Parecía que sospechaba algo, era como un extraño y no hacía preguntas. Después de todo, se le debería haber avisado. No tuve dudas de ello: pensó que habiamos ido a arrestarle.

Molotov, hablando en nuestro nombre, dijo que necesitabamos concentraron el poder para poner el país de pie. Para ello, se crearía una Comisión de Defensa (GKO en ruso). ¿Quién la presidirá? Preguntó Stalin. Cuando Molotov respondió que él debía encabezarla, Stalin se sorprendió, sin aclarar el motivo. “Bien” – dijo seguidamente. Entonces Beria dijo que deberíamos nombrar 5 miembros para la GKO. “Usted, camarada Stalin, será el líder, seguido por Molotov, Voroshilov, Malenkov y yo” – añadió.

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